domingo, 2 de diciembre de 2007

Via Ezequiel. Pico de la Miel

Buenas;
Ayer mi hermano Sergio y yo tuvimos nuestro bautizo en la escalada clásica, y no podía faltar una entrada en mi blog con este acontecimiento tan especial en la vida de un aficionado a la escalada.
Fuimos de la mano de Samuel y Pilar, enamorados del deporte de montaña y de la escalada clásica en particular; desde aquí, GRACIAS, nos habéis hecho pasar un día sensacional y sobre todo cálido, a pesar de las bajas temperaturas y la lluvia que nos acompañó.
El lugar escogido para la toma de contacto, fue el Pico de la Miel y de sus vías clásicas, la Ezequiel.
Llegamos sobre las 11:00 al hotel del cruce de la carretera del Berrueco, donde Samuel y Pilar ya nos esperaban para empezar con la 'locura' ;-)

Vista desde la aproximación.

La aproximación al pie de vía, aunque fue un poco axfisiante dadas las temperaturas que teníamos en la Cabrera el Sábado, se aguantó sin mayor problema, y pronto estábamos al pie de la vía Ezequiel.

Detalle de la Ezequiel.

Cuando llegamos a la vertical de la pared a escalar, la verdad que mirar hacia arriba da algo de ansiedad, pero viendo que no somos los únicos 'locos' a los que nos da por encaramarnos a las paredes que vemos, la ansiedad se transforma en impaciencia por empezar a 'sufrir' :-)

Vista desde el pie de vía.


La ruta se compone de cuatro largos, que nosotros hicimos en cinco por decisión de Samuel que fue quien escaló de primero durante todos los largos. Las reuniones están equipadas con parabolts y argollas exceptuando la ultima que se hizo en un puente de roca. Tuvieron que utilizar friends y camalots, además de varios aros de cinta, como no conozco ni la cantidad de 'cacharros' ni sus denominaciones (at the moment) no profundizo mas en ello, pero evidentemente había que protegerse, y se hizo perfectamente :)

Enseguida Samuel encaro el primer largo, que comienza en un diedro para después seguir por una travesía hasta la primera reunión.

Samuel en la travesía.



Samuel en la primera reunión y mi hermano en el diedro.

Yo, en la reunión :-P

El segundo largo comienza en una 'escalera' de cantos blancos que resaltan del resto de la pared y después sigue por una travesía hacia la derecha para llegar a la segunda reunión, antes de la chimenea (tercer largo).

Samuel empezando el segundo largo.

Pilar terminando el segundo largo.


El tercer largo empieza en una pequeña placa por la que se llega a una repisa de la que parte la chimenea característica de éste.


La entrada de el tercer largo, con la chimenea y otra cordada en una reunión de el Espolón Manolín.

A la entrada de la chimenea, tuve mi primer percance en escalada que se saldó sin mayores contratiempos, me resbalé con la humedad de la chimenea y me rozé un poco los tobillos, además de un golpe en el casco; que quizá si no hubiese estado ahí la cosa hubiera podido ser más seria, HAY QUE USAR EL CASCO.

Mi hermano entrando en la chimenea.

El cuarto largo es el más expuesto, ya que los pasos son más aéreos y da más sensación de vértigo y exposición, pero tiene buenos cantos y se disfruta.


Samuel empezando el cuarto largo.

Este largo acaba en una repisa en una zona llamada bosque de encinas, no se por que ya que el bosque se resume en una sola encina, igual es un nombre sarcástico... :-D.

Pilar acabando el cuarto largo.


Sergio y yo en la cuarta reunión.

El ultimo largo es una fisura ancha en la que sobre la mitad hay un bloque grande que se mueve, se acaba en una gran repisa con bloques en la que se montó una reunión haciendo un puente de roca.

Mi hermano en la mitad del ultimo largo.

Después una trepada corta y ya estamos en el punto geodésico :). Lástima que empezara a llover según llegamos y nos tuviéramos que ir sin disfrutar de las vistas que ofrece este punto, pero aún así mereció la pena estar allí.

Los cuatro en la cima :-)

La bajada la hicimos por la izquierda del macizo, con algún que otro resbalón y en poco más de 25 minutos estábamos en el coche recogiendo el material y pensando en llenar el estómago, que ya hacia un poco de hambre.

En resumidas cuentas, un día fantástico con una compañía extraordinaria y con muchas ganas de volver.

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